Un día cualquiera.

Ese dia Paula queria hablar en serio. Pero la verdad es que yo estaba muy feliz. Me habia mudado hacia poco, estaba arreglando mi casa, decorando, pensando en la felicidad que me daba saber que iba a tener un espacio para mi, sobre todo en razon de lo que me había costado conseguirlo.

Me mandó un mensaje invitándome a tomar algo. Tardé en responderle, porque me faltaba muy poco para terminar de pintar los zocalos. A la media hora, le respondi:

-Hola pau, como andas? estaba terminando de pintar los zocalos, le dije.

Mandame una foto, respondio, siguiendo con un: a ver como quedó!.

Arreglamos para que viniera a casa a las 17.30. Llegó 18:10.

Apenas entró, me dijo: «amiga, te está quedando re lindo». Eso fue lo primero. Después me pidió que ponga la pava, que era exactamente lo que estaba haciendo cuando me lo pidió. No me ve, pensé. Y no aguantó mas:

– Estoy podrida boluda, te juro, vos discúlpame que caiga así que vos estas con todo esto de la mudanza, y yo no pueda ni esperar a que hagas los mates. Pero es que no lo aguanto mas. No puede ser. Ya no se que hacer. Si hay un recurso en esta vida que no haya usado, que alguien me entere porque se me acabaron las ideas.

Entendía de que me hablaba porque hacia mucho que hablaba de lo mismo. Eleonora y Mili se habían cansado de eso. De que llegara, de que no te viera, de que siempre pidiera disculpas por algo que igualmente hacia y de que no parara de hablar del mismo tema. Pensé en eso porque me las iba nombrando en su discurso:

-y encima le escribi a Mili, que me respndio como el culo. Al final la mande a la mierda.

El agua de la pava se hirvió. La interrumpí para decirle: para que se hirvió el agua. Me levante, nos habíamos sentado en la mesa casi sin pensarlo. Fui a la cocina a poner el agua de nuevo. Agarre el mate para empezar a prepararlo y se me cayo al piso, yerba incluida. Escucho el ruido y me dijo:

-uh que paso? estas bien?

si, se me cayo el mate.

-ah, bueno.. y entonces lo que no entiende es que…

Levante el mate, se habia picado un poco pero no se habia pinchado, barri la yerba, imposible recuperarla. Lo prepare de nuevo. Y al agua hervida le agregue agua fria, me dio fiaca ponerla de nuevo. Volvi a la mesa.

Cuando me senté, me di cuenta que todavía me quedaba una parte del zócalo sin pintar. Paula seguía hablando. Los mates que le pasaba eran eternos, no me los devolvía jamás. Y cada vez le tenia que decir: Pau, el mate. Ella respondía: uy cierto, perdón, toma.

En un momento me tome 2 mates seguidos, no se dio cuenta. Ni siquiera yo me di cuenta. Cuando lo pude reconocer le cebe 2 mates seguidos a ella, tampoco se dio cuenta. Dos mates seguidos y dos veces seguidas: Pau, el mate. Y nada.

En un momento, se quedo callada. Y suspiro, esperando una respuesta.

Le dije: estaba viendo que me falta pintar esa parte del zócalo. Pensé que había terminado. ¿Me ayudas?

Me miro un poco enojada, y me dijo: Boluda, dame un consejo, decime algo, te estoy contando todo esto y vos me saltas con el zocalo?

le dije: bueno, recien te di dos mates seguidos. Te diste cuenta?

Me miro, extrañada. Es cierto, yo no estaba siendo como era siempre. Por lo general le respondia con algun consejo, le daba mi punto de vista. Tenia razon en extrañarse. La conversacion siguio…

-no, no me di cuenta. Siempre hago eso, lo sabes. Y menos cuenta me voy a dar en momentos como este. Porque me saltas con el zocalo y ahora con el mate?

-te digo porque tome dos mates seguidos yo y despues te cebe dos seguidos a vos y no te diste cuenta

-no, no me di cuenta de ninguna de las dos cosas Natalia, no entiendo. Tan importante es que me de cuenta de eso?

-no, no es que sea importante.

-me di cuenta que se te cayo el mate, que se yo, no estoy atenta a todo.

-esta bien Pau, no es para que te enojes. Era un comentario nomas. Y respecto a lo que me contas, ya te dije como lo veo yo. Ya te di mi opinion. No le hables mas. Y si te habla, no contestes.

En eso, le suena el celular. Duda un momento, y finalmente atiende. Salio al balcon. Estuvo ahi un rato.

Desde adentro, mientras preparaba algo para comer, note que cada frase de ella era interrumpida. No solo no podia terminar lo que queria decir, sino que sus silencios para escuchar a quien estaba del otro lado eran muy largos. Era la primera vez que era testigo de algo asi, que veia lo que le pasaba desde esa optica, porque antes jamas habia atendido adelante mio. La entendi. Estuvo en el balcon unos 15 minutos. Quince minutos en los que la conversacion no dio nignun tipo de giro. Se mantuvo asi. Ella en silencio, al tubo, sin poder terminar de hablar. Hasta que en un momento dijo: Bueno, tenes razon. Y cortó.

Cuando volvio, sentí la necesidad de decirle algo. Pero antes de que pudiera hacerlo, me dijo:

-¿Donde esta el pincel?

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